Estas navidades van a ser muy diferentes por culpa de la pandemia. Incluso las de la Familia Real británica, que por primera vez en décadas van a pasar las fiestas totalmente separados y no todos reunidos en Sandrignham como marca la tradición. Un distanciamiento obligado recomendado por las autoridades sanitarias que sin embargo nos ha permitido observar una inédita muestra de cariño en público entre la reina Isabel II y su nieto, el príncipe Guillermo.
Desde que el pasado domingo Guillermo y Kate Middleton se montaran en Londres bordo del Royal Train para realizar una breve gira por el país para agradecer en persona a los profesionales que han trabajado durante la crisis sanitaria; han sido mucha las paradas emotivas que han protagonizado junto a los estudiantes, trabajadores de bancos de alimentos o transportistas que les han recibido haya donde han ido.
Entre ellas, el regreso de Kate al hospital Royal Berkshire de Reading donde nació el 9 de enero de 1982, donde además de hablar con médicos y enfermeros, el príncipe Guillermo reveló que es zurdo. Aunque ninguna de sus paradas ha dado tanto que hablar como la que hicieron ayer en el palacio de Windsor, donde se reunieron con Isabel II manteniendo la distancia de seguridad para saludarse y desearse lo mejor antes de la Navidad.
Es es la residencia donde la reina y su marido Felipe de Edimburgo pasaran solos estas fiestas, de ahí que la monarca se pusiera sus mejores galas para recibir en las escaleras de entrada del castillo no solo a los duques de Cambridge, sino también al príncipe Carlos y su esposa Camila; al príncipe Eduardo y Sofía de Weesex, y a la princesa Ana.
Y ha sido ahí, cuando la reina subía las escaleras para entrar en casa, cuando los medios acreditados han escuchado al príncipe Guillermo comportarse como un nieto antes que como un futuro rey despidiendo a Isabel II con una cercanía inédita en este tipo de actos.“Bye, Gran”, le dijo en lo que en castellano podríamos traducir como “Adiós, Abu”.
Claro que no es la primera vez que Guillermo se salta el protocolo para dirigirse a su abuela. Tal y como recordaba hoy el Daily Mail, cuando era solo un niño una vez se cayó mientras corría por Buckingham y empezó a llorar mientras llamaba insistentemente a un tal Gary.
La reina, que estaba allí presente junto a unos invitados, acudió rápidamente a consolar a su nieto. Y cuando alguien le preguntó a quién llamaba el pequeño príncipe, reveló con él ya en brazos que se refería a ella. “Yo soy Gary. Es que todavía no ha aprendido a decir Granny (abuelita) bien”, afirmó.